PEREGRINOS QUE LLEGAN
Dedico este trabajo a mi hermano Juan José y su vida.
La vida se lo llevó joven, aunque nunca estuvo en este mundo al cien por cien. Siempre tuvo una relación especial con el más allá, por eso puse los cipreses.
Hay copas para su felicidad; ¡Él siempre fue el alma de la fiesta! Cuando estaba feliz, hacía felices a todos los que lo rodeaban. Cuando estaba de mal humor, era un demonio.
Hay peregrinos porque siempre tuvo su casa a cuestas y asumió la vida desde el principio y sacó de ella las emociones que pusimos en su camino.