Bencomo
La mirada del burro en el recuerdo inocente de su tierra: Tenerife. Una pata se le hizo una lanza y el bacín un sobrero. Es un Quijote, entre girasoles y tulipanes, en las playas de La Tejita y de Benijo. El cielo se convirtió en noche y las tres cruces de San Andrés se fusionaron en los colores de la cuidad de Ámsterdam y de las Islas Canarias. La antigua diosa Tanit le protege en su aventura. Dedicado a los burros que ví en mi infancia en Güímar de Arriba y al valiente mencey guanche Bencomo.